No hay nada como que unos amigos te enseñen su ciudad, su región o su país. En el último post, escribí sobre la presentación de la guía de Cerdeña, de Lonely Planet, y las explicaciones ofrecidas de esta maravillosa isla italiana por Francesca y Andrea, responsables de la empresa “ComeMai?”. Su filosofía es muy sencilla: si nos gusta que un amigo nos enseñe su ciudad, ¿por qué no enseñamos nosotros Cerdeña a los viajeros como si fuesen nuestros amigos? Es, sin duda, una de las mejores formas de viajar a Cerdeña, con las explicaciones de la guía de Lonely Plantet y la hospitalidad de los sardos.
http://blogs.ondacero.es/experiencias-viajeras/manos-masa_2012050200144.html
Una hospitalidad de la que también podemos disfrutar en Madrid con Francesca y Andrea que nos ofrecen la oportunidad de acercarnos a la cultura italiana y a la sarda en particular a través de “ComeMai?”. Hace unos días nos invitaron a una demostración de su apuesta por la difusión de la cultura italiana. En su sede, situada en la calle del Pez, 40, Italia se respira por todos y cada uno de los rincones de ComeMai?. Música italiana, colores que recuerdan a pequeños pueblos de pescadores, mapas de la bota europea, olor a pesto, salas con profesores que enseñan italiano y una mesa con máquinas para cortar pasta. Esas máquinas eran la clave. La gastronomía italiana. Una rica variedad de alimentos, pero una reina que triunfa en todo el mundo: la pasta.
Aunque la elaboración de la pasta es sencilla, conseguir el toque de la perfección requiere de práctica y, sobre todo, mucho cariño y buena compañía. Y doy fe de que se puede conseguir, aún siendo una persona que cree que la cocina es ese sitio donde sólo se calienta la leche del desayuno y hay una máquina que refrigera fruta.
En la Foto 2 la mesa de trabajo. Un par de cuencos con harina fina y sémola de trigo. Dos vasos con un par de huevos y las máquinas de cortar pasta. Ingredientes sencillos.
Con una copa de vino blanco en la mano y una conversación agradable, en italiano, por supuesto, porque para eso Francesca y Andrea quieren dar a conocer la cultura en la que ellos crecieron, sin darte cuenta vuelcas la harina en la mesa, haces un cráter en el volcán harinoso, viertes los huevos y juegas con las manos, usando fuerza y maña al mismo tiempo, para conseguir una masa compacta y uniforme.
En la Foto 3 la masa reposa en un paño, al lado de la máquina que luego la convertirá en tagliatelle. Cuando la masa no se pega en los dedos está preparada para reposar unos 20 minutos envuelta en un trapo.
En la Foto 4 mientras la pasta reposa, Francesca nos explica que nos van a poner dos tipos de salsa para que adivinemos los ingredientes. Una forma divertida de aprender algo de gastronomía
Sin duda, cocinar es un placer si compartes esta experiencia con amigos. La mesa reposa y nosotros jugamos a adivinar qué elementos de la huerta italiana componen dos salsas exquisitas. Una, a base de berenjena, puerro, ajo, aceite y sal. Y la otra, con parmesano, ricotta, recula y almendra.
En la Foto 5 mientras la masa se toma su tiempo, nosotros jugamos con la huerta italiana. Sin que se note el paso del tiempo, llega el momento de jugar con las máquinas. Primero se prensa la masa y luego se corta con la forma deseada. la pasta está lista para cocer
Andrea se maneja bien con las cucharas. Tres minutos en el agua y pasta al dente. Nada de asustarla con agua fría. Nada de aceite en el agua. Sólo sal. La pasta se mezcla en la sartén con el pesto, basilisco, almendra, pistacho y parmesano. Una delicia.
Un viaje por Italia, por Cedeña, sin salir de Madrid. Otra forma de conocer mundo sin subirse a un avión. Gracias Francesca. Gracias Andrea. Una velada inolvidable. Hay que repetirla, pero en vuestra isla.
Comentarios
Publicar un comentario